domingo, enero 28, 2007

Carta

Carta del cura Osvaldo Alonso a Dios

Aclaracion del editor: La siguiente es una carta encontrada en la iglesia de un pueblo abandonado de la provincia de Buenos Aires. La misma ha sido reducida quitandole una pagina completa de puras reverencias hacia Dios.


Con el grandisimo respeto que usted inspira:

La presente carta se debe a la no poco importante disminución de la Fe que invade a mi pueblo por estos tiempos. Humildemente, se me había ocurrido que con algunos milagros menores podría reavivarse la fidelidad hacia su magnificencia. Como se que esta muy ocupado administrando Justicia en el resto del mundo quería pedirle que me otorgara a mí el poder para realizar unos milagros que se me habían ocurrido.
  Para no ser muy repetitivos (Las estatuas que lloran y las cruces sangrantes ya no llaman la atención, en casi todos los pueblos hay una u otra) y actualizarnos en cuanto a tema, tuve el atrevimiento de pensar algunas ideas que con su permiso paso a mencionar:

1.Hacer volar a algún habitante. Esto debería realizarse a campo abierto para que los escépticos y ateos no puedan refutar su existencia con ninguna de las trampas con las que los provee el maligno.

2.Hacer salir campeón al equipo local de fútbol. Todos en el pueblo siguen a este equipo a pesar de lo mal que juegan. Seria perfecto por lo multitudinario.

3.Hacer inteligente a Pedrito, el chico que descarga las bolsas de cereales de los camiones. Cuando usted lo creó, habrá estado, con su permiso, distraído o desganado, la cuestión es que el pibe es corto de entendederas. Para dar un ejemplo, su poder mental es comparable a la intensidad de la luz de una vela a un kilometro de distancia. Este milagro haría un gran bien a la Fe del pueblo ya que lo quieren mucho, y también al pobre Pedrito.

Antes de despedirme de Mi Señor, qusiera aclara, una vez más, que los motivos de esta carta no son un intento por marcar unos errores que son en realidad inexistentes en su maravillosa gestión del universo. El único propósito de esta carta es de servir, como nos ha enseñado, para combatir a los que profesan (Discúlpeme por lo siguiente pero es verdad) la negación de su indiscutible existencia, la adoración de dioses paganos complacientes con La Lujuria, los excesos de todo tipo y todas las demás degeneraciones de la moral cristiana.

Con esto y sin entretenerlo más en su ocupadisma tarea de Amo del Universo y guia de la Humanidad, terminare esta carta con un rezo.

Atentamente, su fiel cordero Osvaldo Alonso.